jueves, 9 de agosto de 2012

Flores del Mayab 4





Plenitud de la vida.

Nan Faviana. Saludo al gran corazón del cielo, al corazón de la tierra, a las cuatro direcciones: donde nace el sol, donde nace la noche, donde nace la lluvia, donde nace el aire, a este gran espacio, espacio-tiempo, tiempo-espacio, a las sagradas aguas y grandes guardianes de las aguas y saludamos a las identidades de cada uno de ustedes. Esperamos transmitir una palabra florida, una palabra sagrada.
Nuestra intención primordial es llevar una jícara de agua, una jícara de atole, una jícara llena de felicidad a cada corazón. Sinceramente no estamos muy convencidos de poder plasmar en palabras españolas ese gran conocimiento que nos dejaron los ancestros que es muy profundo, muy sagrado, es nuestra vida. Sin embargo estamos convencidos de que debemos compartir la felicidad que nosotros vivimos y dar algunos plumazos para que ese conocimiento llegue a los corazones, a los seres que están regados por el mundo y en todos los confines de la madre tierra.
 Nosotros estamos entregados a la maravilla de este espacio sideral. Es oportuno agradecer a los abuelos árboles, a las abuelas flores y a todas las grandes manifestaciones y pedirles perdón por si en algún momento hemos fallado, queremos pedir su iluminación, protección, vida, prosperidad y abundancia permanente y que todo lo que hagamos sea para beneficiarlos y servirle a ellos.
Como humanidad debemos preguntarnos ¿Qué valor le doy al agua, al aire, al fuego, a todo lo que existe, cuál es mi relación con toda la vida? Porque con estas relaciones edificamos la felicidad. Si tu felicidad está en el plástico pues sigue tu camino por ahí. Yo edifico mi felicidad con lo que tiene movimiento, con lo que tiene vida.

Tat Pedro. Saludar a las grandes montañas, las peñas, el lago, las grandes energías y manifestaciones de la vida. Esperamosque nuestra palabra no hiera y nos permita entender cuál es la dinámica verdadera de la vida. Cuando observamos las actitudes de los pájaros, la paciencia de los árboles y su armonía hasta ahora no he visto a un árbol protestar cuando un pájaro reposa en sus ramas. Es bien grande la enseñanza que la madre naturaleza nos da. Muchas veces el orden humano es desorden para la naturaleza, nuestra comodidad puede ser incomodidad para la naturaleza.
Con la palabra a través de nuestro idioma sentimos que tenemos una comunicación desde el corazón y eso nos ayuda a entender la sencillez y dinámica de la madre naturaleza. Quisiéramos que hubiera más personas con mucha visión, capacidad de reflexión, con fuerza para transmitir este legado.
 Yo me pregunto cuando los monos o las hormigas se reúnen a platicar ¿qué dirán de los humanos?, “dicen que son racionales pero mira lo que hacen”. Por la situación actual de la humanidad todos tenemos parte de responsabilidad. Podemos quedarnos del lado de la destrucción o cambiamos.
 Nuestros ancestros nos enseñan que tenemos tres dimensiones fundamentales de vida. La primera es que tenemos un cuerpo material que debemos administrar correctamente, ¿lo hemos cuidado bien? Porque desde nuestro punto de vista la enfermedad, las medicinas todos los días, eso no forma parte de nuestra naturaleza.
La segunda dimensión es la social. Somos parte de una sociedad pero la diferencia es que desde nuestra cosmovisión la sociedad no solo la constituyen el conjunto de hombres y mujeres sino que en nuestra sociedad se incluye a los árboles, a los lagos, las montañas, las rocas, los animales, a toda la madre naturaleza. Siendo parte de esta sociedad, mi responsabilidad es ser armonioso. El ser humano que acapara sin importar el daño que causa a los demás no es armonioso.
 La tercera dimensión es la espiritual que es nuestra relación natural con todo aquello que no podemos ver pero podemos sentir. Esta dimensión está muy olvidada. Hay que encontrar equilibrio en las tres dimensiones así logramos la plenitud de la vida. Así damos unos pincelazos de nuestra cosmovisión.

Nan Faviana. Entonces tenemos el compromiso de velar porque todo esté en equilibrio y armonía, ese es nuestro gran compromiso con la tierra. Otrogran compromiso es velar por nuestra integridad. Para esto debemos recordar nuestros deberes humanos de agradecer, ser recíproco y respetar. Con esto no estamos intentando mayanizar al mundo, solo estamos compartiendo que tenemos el deber de cuidar lo que se nos ha dado.

Tat Pedro. Estos deberes son los que sabemos desde que nacimos, se ha intentado exterminar de diferentes maneras este pensamiento, sin embargo, estamos vivos, seguimos vivos y seguiremos vivos. La cosmovisión maya es una práctica de vida que podría ayudar a otras personas a conectarse con sus raíces. No necesariamente tienen que venir y convertirse en maya para poder lograr lo que nosotros estamos viendo. Hay que encontrar sencillez y conectarse con esas energías –señala al lago Atitlán y al cielo-, esas fuerzas que fluyen desde sus raíces ancestrales.

Nan Faviana. En la tierra de Guatemala las raíces ancestrales han pendido de un hilo debido a los grandes intereses que han querido destruirnos y los planes de exterminio continúan a través de la religión, la educación, las semillas transgénicas, las políticas. Pedimos a las empresas, a los gobiernos que no toquen la semilla de maíz, nosotros pertenecemos a la vida del maíz, es muy sagrado, sé que no se nos entiende y una de nuestras tareas es velar por el sagrado maíz, por nuestra semilla original.

Tat Pedro. A nuestros pueblos se ha pretendido cambiar el chip para ponernos otro programa. Así el que llegó creía que su pensamiento era el único verdadero, nos han intentado uniformar. Mientras nuestro idioma siga vigente tenemos identidad cultural. El sistema educativo no está hecho para nosotros, por eso no funcionamos dentro de ese sistema, si a esto le agregamos que los códices, escritura, piedras se encuentran en lugares que no es fácil acceder, entonces, hay como una perdida de conciencia, un olvido de lo que somos. A pesar de la destrucción la memoria quedó viva y sabemos que somos parte de la naturaleza y de los elementos y por eso nos sentimos confiados para hablar ahora. Sabemos que cada célula es un ser vivo que está dentro de nosotros. Somos un microcosmos en este macrocosmos.

Nan Faviana. En el Popol Vuh nuestro libro sagrado se nos recuerda que hubo ensayos de humanidad.  La humanidad de lodo, la humanidad árbol en dos etapas (de tzabac y de Tzité) esas humanidades no funcionaron.¿Porqué? Porque no devolvieron, no agradecieron, no hubo reciprocidad. Llegó el momento del sagrado maíz que la abuela Xmucanémolió en su metate nueve veces la semilla de maíz blanco y amarillo. El resultado de la hechura de ese maíz fue que la humanidad se arrodilló, agradeció, invocó, respetó, llegó el ser esclarecido ¿y si dejamos el maíz? Para nosotros es la esencia, el valor que tenemos para seguir viviendo y para poder hacer lo que los ancestros nos dejaron indicado. El maíz es profundo, grande como la vida.

Tat Pedro. Si observamos en el maíz hay una gran enseñanza sobre la matemática ancestral de base vigesimal que nos dicen en la escuela pero sin saber por qué. Nosotros logramos entender que el número veinte es un principio universal porque revisando nuestro cuerpo físico encontramos que tenemos veinte dedos. Diez en las manos y diez en los pies, unos arriba, otros abajo como el corazón del cielo y el corazón de la tierra. En idioma maya kiché le decimos al número veinte Hun Winak que significa: una persona completa.
Cuando el calendario empieza a funcionar se maneja otra energía, la numeración que va de uno a trece. El número trece lo encontramos en el cuerpo, en las coyunturas principales. Entonces con el número trece se da la perfección del movimiento junto con los veinte dedos. El número trece es sagrado. Si multiplicamos veinte por trece nos dan doscientos sesenta días que es el tiempo que llevamos en la gestación dentro del vientre materno. Ese es el manejo del ciclo lunar. El maíz originario lo sembramos y lo cosechamos doscientos sesenta días después. Así el maíz nos ha enseñado a tener paciencia. Ahora queremos acelerar todo, queremos tener elotes mañana. Los técnicos que llegan a nuestras comunidades nos dicen: ya no siembren maíz que no es rentable, pero nosotros no sembramos el maíz por rentabilidad, lo sembramos por la vida. Ahora las grandes empresas transnacionales descubrieron que con el maíz se puede hacer combustible, así dejan lo sagrado de lado y ponen a la economía en primer lugar. En lo que llevo de vida nunca he visto a un pájaro con tarjetas de crédito, nunca he visto a una hormiga peleando por un cajero automático o cargando su bolsa de monedas y todos ellos comen y viven bien porque no se pasan de comer, comen solo lo que necesitan.

Nan Faviana. Lo que ahora dicen del 2012 atribuyéndolo a los mayas no es más que un negocio, el sometimiento a través del miedo. Para nosotros son ciclos dónde cambia el tiempo y cuando cambia el tiempo también se mueve la naturaleza, pero es natural. La invitación es a que seamos sencillos y velemos lo que se tiene que velar hoy, así estamos a salvo, la madre tierra cuida de todos los seres, cuida de sus hijos esclarecidos, no hay porque tener miedo.

Tat Pedro. Nos da un poco de risa eso del 2012 porque en la cuenta que llevamos nosotros estamos en el 5126 por lo que el 2012 ya pasó. Cuando estamos viviendo en la plenitud de la vida no nos estamos preguntando ¿Qué va a pasar en el 2012? Y no nos quedamos sentados esperando. Es hoy que podemos transformarnos cada uno. El cataclismo es mental y por siglos hemos estado esperando el nuevo amanecer. El amanecer ya está en nosotros y viene llegando.

Nan Faviana. Deseamos que las generaciones que vengan sean plenas 13.20 que busquen, sean, e irradien luz.

Tat Pedro. Deseamos que entre más conocimiento tengamos más sencillos podamos ser. Deseamos más observación y silencio para aprender porque hablamos mucho y hay pocas acciones. Desde la tranquilidad podemos hacer mucho. Que los niños no hablen más de la cuenta, que hablen lo necesario y que usen la palabra para construir porque ya hemos destruido bastante.

Aj’qij Pedro Yac Noh y Aj’qij Faviana Cochoy Alva.
Sololá Guatemala. Abril 2010.

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