jueves, 26 de julio de 2012

Flores del Mayab 3




La Ciencia Maya.

Yo formo parte de quienes recibieron la tradición pura pero la hemos sometido a análisis, la hemos confrontado con otras gentes para revalorarla y entonces regresarla a los Ancianos. Ahora estoy a cargo del departamento de interculturalidad de la universidad, pero los profesores y alumnos me vienen a ver más como Aj’qijque como jefe de esta sección.

Nosotros aún continuamos la observación de los solsticios y los equinoccios. En idioma Kiché se dice con relación al equinoccio que “el estómago del sol está en la mitad porque el día y la noche son exactamente iguales”. En el solsticio de verano se dice que “el estómago del sol está grande” y en el solsticio de invierno se dice que el “estómago del sol está pequeño”. Así en el imaginario del pueblo siguen presente los conocimientos astronómicos. Yo planteo que la cosmovisión maya es pura y evidentemente científica y a partir de una construcción astronómica se pasa a una definición filosófica. A cada uno de los puntos por donde la tierra pasa se le pone un color rojo, blanco, amarillo, negro y un nombre. Cada región tiene su complementario. Rojo confiere vida, luz, claridad. Negro, descanso, renovación, oscuridad. Blanco representa las corrientes electromagnéticas, pensamiento, espíritu. Amarillo representa las cosas que se pueden ver y tocar. Esos son los cuatro colores del maíz. El maíz rojo no se siembra, sale solo. Dicen los abuelos que el maíz rojo es el nagual del maíz, el espíritu del maíz.

Decía mi abuelo que en la cosecha se colocaba en el patio de la casa un cuadro donde se ponía una parte blanca, una negra, una amarilla, el rojo al centro y la parte del maíz algo podrido que se le daba a los animales. Así es como una cuestión astronómica filosófica pasa a lo religioso o a la práctica cosmogónica a cada uno de los puntos, igual que la luna que hace cuatro posiciones alrededor de la tierra, así son las ceremonias.

A mi abuela que era Aj’qij nunca le vi poner los colores azul y verde que representan el cielo y la naturaleza. Meparece que esa es una práctica reciente y está bien. Tenemos  derecho a reinventar todo lo que nos sea útil.

La cuenta de los días, el calendario, aquí nunca se perdió. En las familias se conservaron las ceremonias casi clandestinas. Lo que se puede decir ahora a favor, es que, es una práctica libre y vigorosa. Un día le dije a un anciano que estaba encabronado porque otros escribían  lo que yo investigaba. El me dijo –que bueno- mira, “cuando la gente dice la palabra que vos decís ahí estás viviendo en las palabras de ellos”

Ahora planteo lo siguiente, haciendo eco de lo que lo que los científicos cuánticos llaman los vórtices de plasma (que son como embudos de la naturaleza) que se conectan en lagunas, montañas, lugares donde la gente se cura, tengo la certeza que con las ceremonias se activan las células madre y al activarse pueden regenerar órganos, tejidos, el mundo. El rezo, el nombre, produce vibraciones armónicas.

Nosotros llevamos a los alumnos de la universidad que son en un ochenta por ciento de origen maya a realizar las ceremonias a los altares sagrados, así van revalorando la cultura donde nacieron. Ya no es tiempo de esconder las cosas. Lo verdaderamente oculto es el nagual aunque siempre lo llevemos con nosotros. Hemos estado trabajando también en la sensibilización de los profesores de medicina en la universidad nacional para que los profesores y estudiantes tengan mejores relaciones con los curanderos tradicionales. Yo soy un contador del tiempo y como tal también, contador de historias.

“Hace algún tiempo y después de sufrir una separación amorosa tuve una caída, perdí el equilibrio  y no podía mover una mano. Pensé que tenía un derrame cerebral, además me sentía muy triste. Logré recuperar el movimiento haciendo un poco de ejercicio. Así llegué a un taller con los Abuelos y encontré al único Aj’chai que conozco que cura con obsidiana. Me dirigí a él para pedirle si me podía hacer una curación. ¿A usted licenciado, como cree? Esto es solo para los de la comunidad. Si, por favor quiero que me cure y que lo haga enfrente de todos –aquí nos muestra las fotografías de la sangría realizada en la vena justo en el pliegue anterior del codo-.

Mi caso lo presenté en un congreso médico donde pregunté a los asistentes ¿cuántos de ustedes rezan antes de atender a un paciente? Uno o dos levantaron la mano. Este anciano –mostrando la fotografía- reza antes de atender a sus pacientes. En mi caso después de rezar el Aj’chai llamó la sangre mala para que se juntara y enseguida sacó la punta de obsidiana que desinfectó con alcohol, me amarró una cuerda a la altura del bíceps y con un toque preciso con la punta de obsidiana en el pliegue anterior del codo hizo brotar la sangre mala durante aproximadamente diez minutos mientras él sentía si eso ya era suficiente. Con tabaco masticado acabó de cerrar la herida y parar la sangre. A partir de ahí yo empecé  a mejorar física y espiritualmente. Los médicos (a los que presentaba el caso) estaban sorprendidos.

Mi abuela decía “si haces bien a la gente con una mano después tienes que poner las dos para recibir las cosas buenas, pero si haces mal con una mano después las dos no te alcanzaran para defenderte”. “Es pecado que te comas una tortilla si ganaste cinco, pero es más pecado que te comas cinco si ganaste solo una”.

Para formar gente como Aj’qij , eso si que es otra cosa. Los abuelos dicen de esto francamente “solo cuando el nagual te empieza a chingar es el momento de caminar” y ¿Qué es eso? Empiezas a tener sueños o empiezas a enfermarte y las cosas no te van bien. Cuando me dijeron que yo tenía que ser Aj’qij me reí y dije que no, yo estudié y ya estoy listo como un ser inteligente, cómo voy hacer esas tonterías. Eso que dicen que me va a ir mal son babosadas, no me van a condicionar. Pero lo cierto es que por las noches me despertaba con el olor de la ceremonia. Unanciano me decía “venga que yo le voy a entregar el cargo” a lo que respondía “prefiero ser un buen quemador de incienso que un Aj’qij”, “venga ya es tiempo, me decía…”

Solo hasta que mi fabrica se vino abajo, por las malas agarré mi incienso y me fui a la montaña a reclamar, a ofrendar, a llorar por lo que me estaba pasando, después de las ofrendas me llegó la tranquilidad y entonces fui con el anciano para pedirle que me entregará el Tzité –el envoltorio sagrado- a lo que me dijo “ahora, ya no”…así el anciano me hizo dócil y obediente, le pedí perdón y me fui. Al cabo de un tiempo me mandó a llamar y me dijo ¡ahora si! En los días más difíciles de mi vida, de más dificultades económicas recibí esto, con la advertencia de que con esto no iba a ganar dinero.

Empecé para hacer ceremonias solo para mí y me empezaron a buscar. Hice ceremonias primero para quienes querían pasar sus exámenes pidiendo para que el profesor se levante contento y alegre, “usted que está en las cuatro esquinas del universo –lo de afuera- usted que está en los cuatro rincones del mundo -lo de adentro-alegres y contentos desde que abrimos los ojos, alegres y contentos hasta que los cerramos, alegres y contentos empiezas tu día y alegre y contento lo terminas, que no haya oscuridad en tu cabeza ni en la cabeza de otros. Así pedimos en un día Noj  -día de la sabiduría- que el profesor esté contento y los alumnos despiertos, relajados.

Le dije al anciano -mire abuelo- me andan buscando para hacer ceremonia y no quiero… ande, usted tiene que cumplir, me respondió. Hay que construir una vida alegre, esa es la clave de todo.

Aj’qij Audelino Sac Coyoy. Universidad Rafael Landivar. Quetzaltenango Guatemala. Abril 2010.

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