He
Nuestra Flor
En su cuerpo físico lleva el resplandor del Sol. Dorado. Encarnado. Pálido tras las nubes.
En su cuerpo mental combina el negro plumaje de la noche -lo que quisiéramos ocultar, asume en ella toda la oscuridad- y los colores del arcoiris en la máxima intensidad posible.
Lleva el nombre del sol.
Irradia el aroma de la vida.
En su danza siembra, a cada paso, una sugerencia de luz y libertad.
Es su voz el clamor de la humanidad por retornar al verdadero Amor.
Gracias siempre Ana Luisa Solís Gil.
Hun
Dos en la mención del uno: La Rosa y el Rocío
Belleza escandalosa: como la mirada ardiente del fuego original.
También tímida, modesta. Busca un manto de espinas que la guarden y al mismo tiempo regala su perfume. Sin escatimar entrega su esencia al universo.
La mañana se regocija con la aparición de aquella que divide su brillo en infinitas joyas diminutas. A todos acaricia sutil.
Brillan los hilos de oro y plata, las pieles verdes, los corazones despiertos, y también, la Rosa.
Gracias Rosa María García Damián y gracias Soledad del Rocío Quiñones Montiel.
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