
Mi jefe Carlitos Castillejos me solicitó, ahora que se encuentra de peregrinaje en Chile, que le escribiera un breve reporte sobre la defensa de Virikuta. Lo comparto tal y como se lo envié.
Jorge Gasca
Jorge Gasca
Le reporto los virikuetos que me confrontan al intentar defender el territorio sagrado de Virikuta, en la inteligencia de que el presente reporte es a título personal y que nadie más que su ínclito es responsable de lo aquí expresado.
No me alcanza ni la energía ni el intelecto para penetrar las complejidades de esta problemática sin quedar atrapado en toda clase de suspicacias.
Describo el fenómeno:
1. El pueblo Huichol reclama sus derechos sobre el territorio sagrado, argumentando que lo han cuidado y preservado por más mil años y que su pérdida representaría una mutilación irreparable para nuestra herencia indígena.
2. El pueblo Huichol, acompañado de múltiples ONG’s, Asociaciones y grupos ciudadanos está exigiendo a los empresarios mineros que renuncien a los derechos que las 22 concesiones les dan para explotar la plata, el oro y otros metales en el territorio sagrado.
3. Las empresas mineras se oponen a tal renuncia, ya que consideran que la explotación es su legítimo derecho en el contexto del modelo capitalista neoliberal. Para ellos renunciar a las concesiones sería tanto como renunciar a su cosmovisión; es decir a su modelo de hombre, a sus concepciones alrededor del éxito, del progreso, el bienestar, la felicidad, el futuro, etc.
4. Muchos ejidatarios –campesinos-mestizos, nietos de mineros- que habitan en la sierra de catorce y el desierto de Virikuta están de acuerdo con la actividad minera en la zona, pues ésta les traería ingresos que les permitirían darle a los suyos una vida más digna que la indigna pobreza en que se encuentran hoy día.
5. Los grupos de mestizos amantes de la tradición del venado nos oponemos a la apertura de la mina, ya que esta representaría la pérdida de un lugar emblemático en nuestras ceremonias de peregrinaje, lugar que con su imán de presente nos ha permitido transitar los territorios de la sincronicidad y del amor que todo lo reconcilia.
Hasta aquí algo de la descripción del fenómeno, a partir de aquí la re-significación de su Australopitecus soberbius narcisus y apendejadus:
1. Los Wirrarrikas demandan el respeto del territorio sagrado de Virikuta y exigen a la minera escalar su fundamento de mundo. Al mismo tiempo el suyo (su fundamento de mundo) aparece como inamovible en las disputas agrarias entre los límites entre San Andrés Comiata y Santa Catarina, mismos que han provocado enfrentamientos que ponen en jaque la sacralidad de la etnia.
¿Significa eso que se puede exigir a la minera que abandone sus pretensiones sobre las 144,000 hectáreas del territorio sagrado, mientras para las 10,000 hectáreas en disputa en la sierra ni el mínimo asomo por parte de las comunidades confrontadas?
2. Muy abundante ha sido el discurso alrededor del territorio sagrado, muy escaso alrededor de lo sagrado mestizo-ejidal-campesino. ¿Es acaso más sagrado el Hikuri-venado-cactus que los hijos de los ejidatarios de la sierra y del bajío de Virikuta? Los hijos de los habitantes del desierto tienen tanto derecho a una vida digna como cualquiera de nuestros hijos que viven en las ciudades y se alimentan con lujo de calorías, se bañan, van a la universidad y son, por si acaso, usuarios de la web 2.0.
3. Los mestizos ceremoniantes de la tradición del venado observamos preocupados el peligro que se cierne como espada de Damocles sobre la tierra amada. Sin embargo, con todo respeto, me parece que en general hemos sido muy pobres embajadores para llevar las bendiciones, los cantos y la visión al ‘otro lado’, a la ‘causa y el efecto’, a esa tierra a la que consideramos ‘menos sagrada’ o quizás hasta ‘profana’.
Por otro lado, muchos consideramos que como hijos del venado tenemos ciertos privilegios sobre el desierto de Virikuta que nos dan el derecho de extraer Hikuri para mantenernos despiertos en la vida cotidiana o para sostener el canto en nuestras ceremonias. Es probable que si tuviéramos a mano la posibilidad tecnológica consideraríamos que los minerales del subsuelo de Virikuta son un regalo del 'gran espíritu' con nombre y apellido.
4. La comunidad mestiza de ecologistas, indigenistas, antropólogos, artistas y demás, criticamos la posición de la minera sin darnos cuenta que estamos profundamente involucrados en el sostenimiento y perpetuación de un sistema social, económico y político que está llevando a la tierra al borde una catástrofe irreversible y definitiva. Muy pocos llevarán el análisis hasta el replanteamiento de su estilo de vida y de sus hábitos cotidianos. Criticamos a la minera por sus ambiciones desaforadas, pero no estamos dispuestos a simplificar nuestro estilo de vida, lo que pasaría por cuestionar nuestra manera de consumir, de transportarnos y de cocinar, por decir algo. Los metales que enriquecen a un puñado de empresarios nos dan a la gran mayoría un confort al que no estamos dispuestos a renunciar.
En mi opinión la verdadera batalla para rescatar al territorio sagrado, a la tierra-sagrada que se encuentra en todos lados, se libra mucho más adentro que afuera.
¿Quiénes serán los guerreros que librarán esa batalla, la batalla de la aniquilación del ego?
La defensa de Wirikuta sin un cuestionamiento real de nuestra forma de vida es una causa perdida aún cuando pueda ser ganada.
ResponderEliminar¿Dónde andabas, Hayoka tecdemoterreyeno? Como bisagra que abre la ventana en el espejo y deja ver lo que de uno hay detrás, tu palabra mueve el ajado rostro ketzakoatlero que en mi enteralañado escritorio se acrecienta y desfigura. ¿Será que me pide peregrinar hacia otros sures?
ResponderEliminarAsí sea.
Sebastián
"Criticamos a la minera por sus ambiciones desaforadas, pero no estamos dispuestos a simplificar nuestro estilo de vida, lo que pasaría por cuestionar nuestra manera de consumir, de transportarnos y de cocinar, por decir algo"... ya lo decían... quieres cambiar al mundo y ni quieres dejar de fumar?
ResponderEliminarGracias por recordarlo
Ahora si me quito el sombrero compañero... Tal vez a lo que ya se está intentando (afuera) nomás haya que incluir su propuesta mi buen, o sea... lo de adentro.
ResponderEliminarUn abrazo primaveral, alegre y agradecido ...
Julio
Tentaciones del desierto.
ResponderEliminar1 Usted puede convertir los cactus en´panes, los panes en minas y viceversa.
2 Usted puede saltar al abismo desde el cerro sagrado con la certeza de que un helicóptero lo rescatará antes de su caída Libia.
3 Usted puede reinar con toda la plata sobre el mundo siempre y cuando tenga consideración por lo que no tenemos tanta plata.
Gracias por dar el Frente desde su corazón.
La batalla más cruenta a pesar de nosotros siempre tiene -al tiempo- su veta de humor.
EN LO QUE LLEGAN LOS GUERREROS
ResponderEliminarHAY QUE ORAR Y MANDAR ESA ORACION A LA TIERRA DEL HIKURI POR MEDIO DEL PODER PERFECTO QUE TENEMOS CADA UNO DE LOS SERES HUMANOS.
SALUDOS.
Continuando con el comentario... hay cosas que por encima se pudieran ver lejanas de alcanzar... Se dice que la Minera pagó una suma de dinero al gobiern o mexicano para explotar el subsuelo de nuestra queridísima tierra....
ResponderEliminarY si iniciaramos una colecta... a ver hasta cuánto juntamos, para dárselo a nuestro gobierno???
Saludos y abrazos desde Coatza
Julio
Me gustaron tus reflexiones resignificantes Jorge. La conexión sistémica entre nuestro modo de vida y el operar destructor de las trasnacionales son ciertamente "alimentos" del mismo plato. ¿Como vivo? ¿Que mundo quiero vivir? Ineludiblemente dos caras de una moneda.
ResponderEliminarUna misma batalla bien puede tener varios frentes, y estratégicamente se la ha de pensar con distintas temporalidades. En mi opinión, y en este caso, pienso que a corto plazo el asunto es seguir haciendo todo lo posible por detener o retrasar la destrucción ecológica y el dolor que sufren quienes están en la vanguardia donde se siente el peso de las decisiones económico-políticas implicadas. Y a mediano plazo, opino que cardinal es iniciar (o conectar) conversaciones y acciones para configurar las condiciones materiales y relacionales que nos posibilitarían concretar juntos un otro modo de vida. Algo así como soñar en red e ir realizando ese sueño, el sueño de un otro mundo posible. Y diría que tu reflexión sobre mirar la propia responsabilidad pertenece a un frente y a un tiempo-estrategia transversal, desde el corto al largo plazo. Entonces concuerdo plenamente; el mundo es lo que hacemos de el, sepamoslo o no.
Mi querido ínclito Australopitecus Gascus:
ResponderEliminarTienes ese don de la palabra que me hace descubrir otra forma de percibir..y me confronta.
Yo no he tenido el priveligo de recibir los regalos de Wirikuta, pero hoy me cuestiono: ¿Cómo puede ser sagrado si se profana con disputas por ambición económica entre hermanos de sangre?(lo mismo que busca la minera).¿Cómo puede ser sagrado si hay familias con hambre- sean mestizas, campesinas o wixarikas? Todos los espacios de esta tierra son sagrados. La casa, comunidad y entorno de ellos, el mío y el tuyo. Yo creo que ese lugar sagrado esta poniendo a prueba lo que les ha enseñado..como bien dices...esta midiendo si nos alcanza la energía....no sólo para salvar Wirikuta...sino para salvar la vida en este planeta!!! Lo más sagrado....
Lograr esa consciencia colectiva que no distingue razas, creencias, lenguas..que nos lleve a una evolución como seres, basada en el amor incondicional a todas los seres vivos e inertes y a todos los lugares.
Bueno Jorge Enrique...hasta aquí mi comentario...o si no será verborrea distractora.
M. Vulling
Me gustaría pensar, que dentro de todo este problema, hay alguien que tiene la razón y otro que está terriblemente equivocado. Sin embargo, las cosas no pueden ser así de sencillas o perdería el sabor toda la discusión al respecto.
ResponderEliminarLas palabras son fáciles de usar pero tan complicadas de significar. Todo el mundo puede dar su opinión al respecto, cuando en realidad ¿Quién si, puede dar su opinión al respecto? ¿Quién se atreve a levantar la mano y decir que con su vida significa sus palabras?
Interesante reflexión aquella de estar todos involucrados. Tan interesante e incómoda, a la mayoría nos queda el saco, incluyéndome. A veces podría parecer más sencillo cerrar los ojos, pero la realidad no se va y el tiempo, no se detiene. ¿por cuánto tiempo mantendré los ojos cerrados? y si acaso para juntar coraje, ¿cuánto habrá cambiado esta para cuando yo logre abrir mis ojos?
y luego la parte aún más incómoda de todas, ¿quién es mejor que quién? y ¿de acuerdo a qué, con qué medida?.
Si alguien debe ceder para que este problema se resuelva, por que deberían ser unos u otros; qué cosa te hace más digno para determinar eso último? tu religión? tus creencias? necesidades?
Si alguien puede, que me explique por qué tendría que ser más puro o digno uno u otro, cuándo de corazón, todos somos los mismo. Un mismo latido. Y esa es la idea no? ese es el fundamento que tanto nos agobia, que tanta fe nos dá.
perdonen mis múltiples y tal vez retadoras preguntas más no es la primera ni será la última vez que dos argumentos se enfrenten, en está ocasión ¿quién tiene que ceder?
Aisha Azalee
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarExtraordinario en lo profundo, desconcertante en lo inmediato, ligeramente ingenuo en lo social(es responsabilidad compartida cuando el que tiene la pistola sugiere que no grites?) y simplista en lo indígena.
ResponderEliminarPero un gran texto en el foro adecuado, en el momento presente y quizás en el camino que debemos seguir, si es eso, alimento para el debate y no cemento para la losa.
Mudo - Jadoc
Gracias mi querido Austral_lupitecus...ya casi llega usted al Homo Sapiens...Camino de Guerreros que asumen sus contradicciones, incoherencias, incongruencias y no dejan de luchar por lo que ama, aunque solo sea un momento en este mundo, solo un rato aquí.
ResponderEliminarPor acá es otoño y el fuego se vuelve hogareño, apacible, por allá es primavera el fuego se enciende, el sol se regenera y se alborata la gallera y todo sucede al mismo tiempo y entre ellos el destino humano y el de su orgullosa civilización.
Un abrazo
Carlos
Leer entre líneas, atreverse al clavado que pasa la superficie para llegar más profundo, esa "conexión sistémica" que enlaza los aspectos de una vida. No puede uno dejar de preguntarse acerca de nuestros particulares haceres cuando surge lo de la minera, si se parte de la creencia-creancia de nuestra actualidad como una red, de la vida como un tejido... es decir, ¿tanta ceremonia, tanta medicina ha sido fundamento para sentir que no hay nada que suceda que no me concierne y que en lo sucedido participo de alguna u otra manera?
ResponderEliminarGracias querido hombre pre-histórico por externar tus inquietudes, que encuentro mías y por esta invitación a pasar de la palabra florida a la acción florecida. Honestamente y respetuosamente hablar de salvar wirikuta o a la vida creo que es una ilusión, porque wirikuta o la vida no necesitan salvación, los que en todo caso la necesitaríamos somos nosotros, una entre mil voces de esta sinfonía. Pudiera suceder que la minera se instale y devore la entraña de la montaña, que los transgénicos proliferen en los campos, que los terremotos sacudan las centrales nucleares y se libere el monstruo ahí encarcelado para recorrer la tierra, que llueva ácido, que siga creciendo el parque vehicular en las ciudades, que sigamos resintiendo relaciones añejas pese a haber estado 5 veces en una cueva de recapitulación, etc. Somos una mota de polvo en el espacio y nuestro tiempo es, efectivamente, un instante, todo eso será disuelto en la vida misma. Pero en este presente me pregunto si en verdad anhelamos la medicina, y si es así, no veo otra que ser medicina, hacernos medicina, aunque sea por este instante sueño en el que estamos, si en verdad estamos dispuestos a asencillar nuestra vida. Y me uno a la propuesta de seguir soñando una tierra luminosa, relaciones luminosas, comunidad, como unidad. Tan tremendamente sencillo como dejar de tomar coca cola, fumar marlboro, apagar la tele, qué se yo y tan tremendamente complicado, o no sé, depende el cristal con el que se mire. Entonces, que esta coyuntura de lo que puede llegar a apabullar, llevando a sus últimas consecuencias de una sociedad de consumo cada vez más voraz, sirva como aglutinante para responder creativamente, como chispa que encienda nuestro propio fuego, para empezar. Y sin querer entrar en el terreno del juicio de quien es malño y quien bueno, si creo que en el corazón están todas las respuestas. Un abrazo a todos y sigamos proponiendo, preparando el terreno para la nueva siembra, agradeciendo el brote de la nueva y hermosa vida.