viernes, 2 de marzo de 2012

El regreso de los Hombres-Aguila







1o. de Noviembre de hace algunos años, ya son las 5:30 de la tarde, el ajetreo por la celebración del dia de todos los santos no ha sido como todos los años, sin embargo, hemos vendido bastante nuestros arreglos florales en el negocio familiar, por lo que, es necesario salir para conseguir más insumos y seguir trabajando.

Junto con Pilarcita, me dirijo hacia la salida a Morelia, es ahi donde hemos visto que ofrecen los artículos que necesitamos, en 15 minutos ya estamos cerca y me doy cuenta que pronto será la hora en que los dos mundos se juntan, la hora en que los antiguos dicen que pudiera acontecer cualquier evento mágico, por lo que sería bueno estar atento a lo que pudiera pasar. La carretera de la salida al noroeste de mi pueblo tiene algunas curvas a las que vale la pena poner atención, y es precisamente ahi donde tenemos que bajar a preguntar, inesperadamente no me puedo estacionar, algunos autos bloquean la parte aledaña a nuestro destino, Pilarcita baja rápidamente, mientras yo busco acomodo en un claro que se ve como a 100 metros más adelante, siento un poco de inquietud.

Mi Madre ya es grande y tiene que caminar por la cuenta, junto a los autos que pasan velózmente, por lo que salgo del auto y me dirijo a encontrarla; recorro unos 50 metros cuando la alcanzo a ver, ya se dirige hacia mi, y me dice que tenemos que seguir buscando, ya no venden en ese lugar lo que necesitamos, me uno a ella y juntos caminamos hacia el auto, conversamos un poco acerca de a dónde dirigirnos a continuación, y proseguimos en silencio. De pronto, veo adelante de mi, reflejado en el suelo, una sombra muy grande, e instintivamente levanto la vista, ¡mis ojos no pueden creer lo que ven!, grito sorprendido y no me puedo mover de la impresión ¡Dios Mio! ¡Qué es eso!, volando encima de nuestras cabezas, ¡¡¡Un hombre aguila!!! Parecia planear como a 10 metros de altura, sus alas parecían de 6 a 7 metros de longitud, su rostro era moreno y su expresión era de total desapego e indiferencia, así como ven las aguilas, sus brazos tenían manos, se me figuraba ícaro, como que solo tenía metidos los brazos en unas alas artificiales, sus piernas era cortas, pero se podía apreciar sus finas plumas combinadas con sus fuertes músculos. La sorpresa me tenía hipnotizado, no nos moviamos, no sé si respiraba, mi Madre estaba tan sorprendida como yo y no decía absolutamente nada.

No se cuanto tiempo estuvimos ahi, podría decir dos minutos, una hora, no lo sé, pero todo el tiempo estuvo viendonos con esa mirada penetrante, profunda de sus ojos negros y podría decir, casi suspendido en el aire, despúés de una eternidad, empezó a mover sus alas muy lentamente, como si pesara toneladas, tardó mas de un minuto en batir las alas con cierta velocidad, empezó a dar vueltas sobre nosotros y con gran velocidad se dirigió hacia una montaña cercana, donde finalmente lo perdimos de vista.

El regreso fue extraño, emocionados, shockeados, felices por haber presenciado algo extraordinario que solo habiamos escuchado en leyendas, de vez en vez, cuando mi Madre recuerda ese dia, llora mucho, porque dice que no es merecedora de lo que Dios le permitió ver, yo le digo, que si es digna, muy digna y eso que vio, apenas es el principio.

2 comentarios:

  1. Querido Señor de las Flores:
    Gracias.
    Que buen sabor le deja al día este relato. Abrazo.
    Eli

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